Se acerca el momento más esperado para los alumnos de 4to medio, la nueva Prueba de Transición (PDT), con ello los alumnos pueden estar experimentando momentos de estrés y tensión, sumado a estar obligados a contestar la pregunta: “¿qué voy a estudiar?”, que para muchos debe ser una interrogante fácil de responder, sin embargo, para otros implica meses de pensamiento crítico.
No siempre existe una orientación vocacional o conocimiento sobre un área determinada. De hecho varios jóvenes se matriculan en una carrera universitaria sin tener claridad profunda de si realmente les interesa lo que eligieron. Se guían por diferentes argumentos básicos como: “es lo que me alcanzó”; “me guié por lo que me dijo mi papá”; “un amigo me recomendó que era buena idea estudiar Comercial”; “no sabía con claridad qué carrera elegir por eso me metí a…” Son algunos de los comentarios que usualmente se escuchan el primer día de clases de la universidad.
Pero, ¿por qué la orientación vocacional es tan relevante para el éxito en la educación superior? Beatriz Rivera, directora nacional de orientación del Preuniversitario Pedro de Valdivia indicó: “La tasa de deserción de los alumnos que ingresan a una carrera y luego se cambia o retira, es alta. Esto puede provocar estrés, angustia, problemas con su entorno o conflictos psicológicos si no se elige bien”. La profesional recomendó algunos consejos para evitar que esto ocurra.
“El alumno debe estar totalmente informado al minuto de elegir su carrera y no tomar la decisión como si fuera una idea ligera. Es fundamental que antes de elegir una profesión podamos realizar un proceso de autoconocimiento, mediante el cual podemos preguntarnos: ¿Qué es lo que más me gusta hacer? ¿Qué me apasiona? ¿Cuáles son mis habilidades y aspectos para mejorar? Por consiguiente, les recomiendo generar un listado con cada una de sus respuestas, a fin de analizarlas detenidamente e identificar aspectos que orienten la decisión”, aconseja Rivera.
“El alumno debe estar totalmente informado al minuto de elegir su carrera y no tomar la decisión como si fuera una idea ligera. Es fundamental que antes de elegir una profesión podamos realizar un proceso de autoconocimiento, mediante el cual podemos preguntarnos: ¿Qué es lo que más me gusta hacer? ¿Qué me apasiona? ¿Cuáles son mis habilidades y aspectos para mejorar? Por consiguiente, les recomiendo generar un listado con cada una de sus respuestas, a fin de analizarlas detenidamente e identificar aspectos que orienten la decisión”, aconseja Rivera.
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